Zapatos de niña… El otro día en esta entrada hablaba de cómo mis taconazos habían pasado a mejor vida.
O no…

Yo no me pongo el taconazo, ni el taconcito marisol pero en mi casa hay bendito taconeo todo el día. Repito: todo el día. Molt fort…

Me tiene harta, frita, aburrida, desconcertada… me trae loca el amor eterno de la pequebella por los zapatos. A todas horas y todo el día. Se pone, se quita, se vuelve a poner, así está en un bucle interminable. Luego acaba descalza. Mientras más frío sea el suelo más feliz es estando con los pies desnudos.
Zapatos de niña

El otro día tuve que comprarle estos zapatos de niña porque literalmente se enamoró de ellos. Se los puso en la tienda y no se los quería quitar. Yo que soy una madre lista ya sentía el drama si se los quitaba…
Y el drama llegó. A la hora del baño no había manera de que la criatura comprendiera que con los zapatos no se bañaba nadie en esa casa.
Intercedió gracias a la súper promesa que le hice de que se los volvería a poner en cuanto tuviera el pijama. Tuve que espera a que se durmiera para poder quitarlos luego.
Hola: muy bueno… son etapas… en unos meses ya no querrá esos zapatos… seguimos en contacto
Hola Marta! Gracias por pasarte por aquí. la verdad es que etapa de los zapatos le ha dado muy fuerte. le viene de familia porque su tía tiene zapatos para montar una zapatería tamaño industrial.
¡Saludos!